
En el corazón del gélido Ártico, donde el viento aullaba y la nieve se extendía hasta donde alcanzaba la vista, vivía Pablo el pingüino. Pablo no era un pingüino cualquiera: era conocido por ser el pingüino más rápido de la colonia y un romántico empedernido.
Una mañana fría, Pablo recibió una adorable nota llevada por un búho nival. Era de Luna, su novia pingüino. La nota dice:
“¡Nos vemos en el glaciar Corazón Helado para una sorpresa especial! 💙”
Emocionado, Pablo batió sus alas y emprendió su viaje. Pero cuando llegó al glaciar, ¡Luna no estaba por ningún lado! En lugar de eso, descubrió un rastro de huellas de peces en forma de corazón que conducían al desierto del Ártico.